Las reformas llevadas a cabo durante la regencia de María Cristina eran insuficientes para los progresistas quienes descontentos con las reformas, tenían su fuerza en el dominio del movimiento popular. En verano de 1835 los progresistas protagonizaron una oleada de revueltas urbanas por todo el país.
Ante estas revueltas, en septiembre de 1835 María Cristina llama a formar gobierno a un liberal progresista: Juan Álvarez Mendizábal.
Mendizábal iniciará la reforma del Estatuto Real y tomará medidas para obtener recursos financieros con los que organizar y armar un ejército contra el carlismo.
Decretó la desamortización de los bienes del clero, provocando el rechazo de los privilegiados quienes presionan a María Cristina para que lo destituya en verano de 1836.
Estallan revueltas en las ciudades pidiendo el restablecimiento de la Constitución de 1812. Se produce el levantamiento de los sargentos de La Granja (residencia real de verano), La Sargentada.
Ante tantas presiones la regente accede a restablecer la Constitución de Cádiz y entrega el poder al progresista José María Calatrava.
Entre agosto de 1836 y finales de 1837 los progresistas asumen la tarea de desmantelar el Antiguo Régimen e implantar un sistema liberal. Una de las primeras actuaciones fue la reforma agraria liberal:
- Abolición de los señoríos jurisdiccionales in Mesta
- Libertad de arrendamientos agrarios
- Libertad de comercio interior
- Eliminación de las aduanas interiores
- Abolición de los diezmos eclesiásticos
Mendizábal se convierte en Ministro de Hacienda, por lo que continúa con las desamortizaciones. Se implanta el liberalismo económico. Convocan Cortes extraordinarias para redactar nueva constitución, aprobada en Junio 1837.
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